El alivio del estrés pasa por aprender a controlar tus pensamientos, emociones y hacerte cargo de tu estilo de vida. ¿Cómo? ¡Aquí te dejamos nuestros 10 mejores consejos que la investigación psicológica ha demostrado sirven para ayudar a reducir el estrés a corto y largo plazo y que pueden ayudarte a disfrutar de la vida nuevamente!
1. Duerme bien – Un sueño de poca o mala calidad puede tener serias consecuencias. No solo afecta tu salud física, sino que la falta de sueño también puede contribuir a la ansiedad y el estrés general. Además, puede convertirse en un círculo vicioso, ya que la ansiedad a menudo conduce a interrupciones en el sueño. Especialmente esos días de mayor cansancio, trata de programar un total de siete a nueve horas de sueño y comprueba qué pueden hacer algunas noches de dormir bien en tus niveles de estrés.
2. Haz ejercicio – Cuando comienzas a sentirte ansioso o estresado, el ejercicio es uno de los mejores medicamentos. El ejercicio tiene un impacto positivo en la salud en general, pero también se ha demostrado que el ejercicio aumenta tu energía y estado de ánimo. Cuanto mayor sea la intensidad del entrenamiento, más beneficioso será.
3. Come bien – Los alimentos ricos en vitamina C, como las naranjas, limones o pomelos, pueden ayudar a reducir las hormonas del estrés. Los omega-3, como los que se encuentran en el salmón y otros pescados grasos, así como en las nueces y las semillas también tienen un efecto calmante. En general, alimentarte con una dieta balanceada puede ayudar a tu cuerpo a manejar mejor el estrés. Parte de comer bien significa centrarte en los granos integrales, las verduras y las frutas.
¿Te apetece algo dulce? El chocolate negro tiene un efecto calmante y comer chocolate en general te hace sentir bien 😉
4. Respira profundo – La respiración consciente es un poderoso elemento contra el estrés. Ayuda a reducir la hormona del estrés, disminuir el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Es muy simple:
- Siéntate en silencio con una mano en el estómago y la otra en el pecho.
- Respira lenta y profundamente a través de la nariz, llenando los pulmones completamente.
- Contén cómodamente la respiración durante algunos segundos.
- Exhala lentamente por la boca hasta que todo el aire haya salido.
- Repite varias veces (al menos 5x).
5. Desconecta – Desconectarse es una de las cosas más importantes en esta lista, porque si no puedes encontrar una manera de desconectar (electrónicamente) del trabajo, entonces realmente nunca has salido del trabajo. Al estar disponible las 24 horas, los 7 días de la semana te expones a un flujo constante de factores estresantes, lo que le impide volver a enfocarse y recargarse. Si no puedes evitar los correos electrónicos y las llamadas del trabajo por completo durante el fin de semana, intenta planificar momentos específicos (¡máximo una hora al día!). Programar bloques cortos de tiempo reducirá el estrés sin sacrificar tu disponibilidad.
6. Conecta con tu espiritualidad – La espiritualidad puede ayudar a aliviar el estrés, probablemente porque alienta a sentir conexión con los demás y a dar un sentido a las cosas. Puedes alimentar tu lado espiritual haciendo algo para ayudar a los demás, ofreciéndote como voluntario para una causa que signifique algo para ti, leer una historia inspiradora, practicar la atención plena, meditar, rezar… etc. El objetivo es hacer algo al menos una vez al día que te lleva a la auto reflexión.
7. Aprende a decir no – Ser complaciente es un pasaje de ida hacia el estrés, adivina qué… ¡No puedes complacer a todos todo el tiempo! Date permiso para decir que no. Si te preocupa no gustarle a la gente por a veces decir que no, piénsalo de nuevo. La gente probablemente te quiera y respetará más si eres honesto con ellos en lugar de comprometerte a mil cosas y tener que cancelarlas a último minuto. Trabaja en pensar las mejores formas de decir no. Piensa en tus límites personales y la situación que tienes entre manos. Cuando digas no, házlo de una manera agradable que deje claro tus límites. También es muy importante trabajar para evitar la culpa después de decir no. Tienes derecho a rechazar una invitación o un favor. Está bien hacer que tú y tu salud mental sean una prioridad para ti.
8. Ríe – ¡La risa es la mejor medicina! Reír a carcajadas aumenta el oxígeno y el flujo sanguíneo, lo que reduce automáticamente el estrés. No tomarte la vida demasiado en serio puede ayudar a todos a vivir una vida mejor y más fácil. ¿Hay un meme divertido o un video de YouTube que siempre te hace reír? Cuando se trata de estrés, la risa es una forma poderosa de cambiar tu estado de ánimo. La próxima vez que te sientas estresado, intenta verla con humor. Al repensar la circunstancia, le quitas hierro y peso.
9. Piensa en positivo – El pensamiento positivo que suele aportar optimismo es clave para el manejo efectivo del estrés. A veces pensamos demasiado y nuestra mente demasiado pensante nos lleva al peor de los casos… Para vencer el estrés que esto causa, debemos evitar ese tipo de pensamiento fatalista. El pensamiento positivo puede darte más confianza, mejorar tu estado de ánimo e incluso reducir la probabilidad de desarrollar hipertensión, depresión u otros trastornos relacionados con el estrés. La próxima vez que te encuentres teniendo pensamientos negativos, pregúntate a ti mismo: «¿Es esto cierto?» Y cambia lentamente a pensamientos más positivos; probablemente sentirás una sensación tangible de alivio.
Los siguientes trucos pueden ayudarte:
- Comienza el día con una afirmación positiva. Di ante el espejo, incluso si te sientes tonto, frases como «Hoy será un buen día» o «Hoy voy a ser maravilloso». Te sorprenderás cuánto mejora tu día.
- Céntrate en las cosas buenas, por pequeñas que sean: cuando encuentres un obstáculo, concéntrate en los beneficios que te puede aportar, sin importar cuán insignificantes parezcan.
- Encuentra la parte divertida: permítete experimentar el humor incluso en las situaciones más difíciles. Recuérdate a ti mismo que esta situación probablemente sea una buena anécdota más adelante y trata de hacer alguna broma al respecto.
- Convierte los fallos en aprendizajes: en lugar de centrarse en cómo fallaste, piensa en como lo harás la próxima vez.
- Transforma tus diálogos internos negativos en positivos: los diálogos internos negativos puedes aparecer muy fácilmente y a menudo es difícil darse cuenta. Cuando te sorprendas haciéndolo, detente y transforma esos mensajes negativos en positivos. Por ejemplo, «Soy tan malo en esto» se convierte en «Cuando tenga más práctica, seré mucho mejor en esto». «No debería haber intentado» se puede convertir en «No funcionó como estaba planeado, tal vez la próxima vez».
- Pon la atención en el presente: la mayoría de las fuentes de negatividad provienen del recuerdo de un evento reciente o de la imaginación exagerada de un posible evento futuro. Quédate en el momento presente.
- Rodéate de personas positivas.
10. Regala abrazos: los abrazos son buenos calmantes del estrés. Recibir un buen apretón antes de entrar en una situación estresante puede ayudar a calmarte un poco. La razón de esto es que cuando abrazamos o besamos a un ser querido, nuestros niveles de oxitocina aumentan. Esta poderosa hormona a menudo se llama «la hormona del amor», ya que promueve el apego en las relaciones, incluso entre las madres y sus bebés recién nacidos. ¡Y cuanto más, mejor! Si te parece raro abrazar a tus colegas en el trabajo, guarda esos abrazos para amigos y familiares 😉